La captura de Miguel Ángel Cuéllar Rangel, “El Tigre”, en un operativo coordinado en Pachuca, vuelve a poner sobre la mesa el desastre que fue el combate a la delincuencia durante el sexenio del exgobernador Carlos Joaquín.
“El Tigre” era a la vez delincuente y mando de la Fiscalía General del Estado (FGE), y formó parte del staff del exfiscal Óscar Montes de Oca, “importado” por Carlos Joaquín y su superasesor (y vicegobernador de facto), Juan de la Luz Enríquez Kandachi, de Ciudad de México.
Los resultados en materia de inseguridad y combate a la delincuencia en el sexenio carlosjoaquinista fueron atroces. La cosa se puso tan fea que muchos hasta extrañaban a Roberto Borge.
El expanista basó su estrategia de seguridad en el Mando Único, que tuvo como operador a Alberto Capella, aunque finalmente fue un mando “doble” con el tijuanense y Montes de Oca, claro, bajo la supervisión de Enríquez Kandachi.
Pero el “Mando Único” fue un rotundo fracaso. Ahora se entiende: Capella y Montes de Oca formaron un dueto que permitió que la Secretaría de Seguridad y la Fiscalía fueran parte de la estructura del crimen.
Actualmente, Carlos Joaquín forma parte de la 4T, como embajador de México en Canadá, cargo que le dio Andrés Manuel López Obrador, luego de que Quintana Roo se pintara de guinda una y otra vez en los procesos electorales celebrados en el sexenio del entonces panista.
Justamente, en la 4T se abrió un acalorado debate por haber permitido la entrada a figuras del PRIAN ligadas con la delincuencia organizada.
Y la pregunta es obligada: ¿Qué hará la 4T con Carlos Joaquín?