Carlos Chablé Mendoza*
Así tituló el escritor yucateco, José Miguel Rosado Pat, su muy reciente libro. Es de fácil lectura, ameno, aleccionador y reúne entrevistas hechas en diferentes momentos a destacados personajes, logrando una valiosa publicación de gran utilidad para quienes deseen comenzar o que quieran mejorar su labor como periodistas.
José Miguel incluyó en Los convocados más de 20 entrevistas, tal vez las de algunos no merecían mucho el espacio dado en este libro, pero hizo con estas un conjunto de lecturas en los que comparte su experiencia como excelente entrevistador.
Señalo lo anterior porque ser empático, contar con información y saber manejarla, acerca de tan diversos temas, opinar con libertad sobre el trabajo de los entrevistados, requiere responsabilidad, mucha seguridad y humildad.
Al leerlo imaginé que estaba en el mismo espacio, observando los ademanes y miradas, que estaba presente en la conversación como bien comenta el maestro Jorge Cortés Ancona, escuchando las preguntas, respuestas y comentarios suscitados durante las entrevistas.
El prólogo del maestro Joaquín Tamayo Aranda es una amena, breve y valiosa lección para quienes quieran iniciar o hayan iniciado la aventura del periodismo, y en especial, incursionar en el género de la entrevista. Bien destacó el maestro que José Miguel trabajó a conciencia sus textos para lograr precisión y claridad.
Casi todas las entrevistas son interesantes, pero las que me gustaron más y de las que aprendí, fueron las que el autor hizo a Agustín Monsreal, Fernando Castro Pacheco, Jesús Peraza Menéndez, Luis Pérez Sabido, Rius y Eliseo Martín Burgos. Muy especial me pareció la que hizo a Sergio García Ramírez.
Es relevante y algo muy aleccionador que José Miguel Rosado Pat dedique el libro a su madre, maestros (hombres y mujeres) y a sus hermanos que lo acompañan.
Recomiendo leer Los convocados y mando un saludo fraternal a su autor, esperando que podamos coincidir en alguno de los próximos festejos que se realizarán con motivo del fin de año.
*Cronista de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo.
