Jorge González Durán
El 7 de Enero de 1971 una multitud se agolpaba en el aeropuerto de Chetumal para recibir a David Gustavo Gutiérrez Ruiz, designado gobernador del Territorio de Quintana Roo por el presidente Luis Echeverría. Venía a sustituir a don Javier Rojo Gómez, que una semana antes, el 31 de diciembre, había fallecido en la ciudad de México.
David Gustavo bajó del avión eufórico, saludando a la gente y reconociendo a muchos viejos amigos, entre ellos a Jesús Martínez Ross, Alberto Villanueva Sansores, Miguel Amaro Santana, Raúl Rivero Brito, Jorge Polanco Martín, Gonzalo Herrera, Marcos Ramírez Canul, Luis Ramón Villanueva, Alfredo Barquet, Andrés Sangri, Rubicel Calcáneo, entre otros chetumaleños.
Y es que David Gustavo cuando dejó su natal Villahermosa para estudiar la carrera de economista en la ciudad de México, vivió en una casa de asistencia propiedad de doña Amelia García, una distinguida dama cozumeleña cuyo domicilio en la metrópoli era conocido como “ La Embajada de Quintana Roo en la ciudad de México”. Allí el joven estudiante tabasqueño se relacionó e hizo amistad con muchos estudiantes quintanarroenses.
Entre los quintanarroenses que vivían en la capital del país, pero principalmente entre los estudiantes, el tema obligado de todas las pláticas era la situación de su solar nativo. Bullía un interés y una marcada preocupación por el futuro de la patria chica.
Invitado por Jesús Martínez Ross, David Gustavo asistía ocasionalmente a las reuniones sociales de la Fraternidad Quintanarroense, club al que pertenecían muchos nativos de esta tierra residentes en la Ciudad de México.
Por todo esto, Gutiérrez Ruiz no era un desconocido para muchos integrantes de la incipiente clase política del Territorio Federal, que tal era la condición jurídica y política del Quintana Roo de entonces. Esta presencia de México en la fiesta del Caribe solo sería erigido Estado Libre y Soberano de la Federación el 8 de octubre de 1974).
La recepción fue en la explanada de la bandera, escenario de trascendentes eventos políticos y cívicos de la comunidad quintanarroense. El discurso oficial de bienvenida estuvo a cargo de Felipe Amaro Santana, entonces delegado de la Secretaría de Comercio, asesor jurídico de la CTM y uno de los jóvenes políticos quintanarroenses que se abrían paso en medio del centralismo prevaleciente.
El discurso de Amaro había sido consensado por varios políticos locales, entre ellos José Asencio Navarrete, Jesús Martínez Ross, Pedro Salazar y Primitivo Alonzo Alcocer, entre otros.
En uno de los párrafos de su discurso, Amaro exhortó a David a quitarse el saco y la corbata para trabajar codo con codo con la población. Lo oportuno del llamamiento fue rubricado por los aplausos del gentío y todos los ojos se concentraron en el traje y la corbata del ungido.
Con olfato político David Gustavo, al dirigir su mensaje a los quintanarroenses, se quitó el saco y la corbata y dijo que venía a trabajar sin poses ni demagogia. El gesto fue aplaudido por la multitud congregada. Este es un episodio relevante de nuestra historia local.