En la alianza Morena-Verde, el futurismo político pesa más que la igualdad de género y las acciones afirmativas. Prioridades, ya saben.
Dos nombres con aspiraciones a la gubernatura avanzaron hacia posiciones estratégicas, pero el costo lo pagaron mujeres… una de ellas, indígena.
Primero está el caso de la diputada federal Marybel Villegas, quien, gracias a un pacto de última hora, fue colocada como candidata suplente. Todo para que Marybel, con el padrinazgo de Ricardo Monreal, lograra un acomodo. ¿El precio? Sacrificar a Selina Isela Caamal Jiménez, exsecretaria del Ayuntamiento de José María Morelos, pleno corazón de la Zona Maya.
Por otro lado, anoche Eugenio Segura anunció su ascenso como presidente de la Comisión de Turismo. Con este movimiento, pasó de ser un senador “moloch” a una figura clave. ¿Pero a qué costo? La sacrificada fue la senadora por Morelos, Juanita Guerra de Mena, quien, además de tener una maestría, cuenta con experiencia como diputada federal. Detalles menores, por supuesto.
Este desplazamiento ya se calificó como violencia de género, y el artífice de todo es nada menos que el coordinador de los senadores de Morena, Adán Augusto López.
Aquí no importan capacidades o méritos; estos movimientos son simples piezas en el ajedrez de la sucesión gubernamental en Quintana Roo. Y alguien tenía que ser la sacrificada. O mejor dicho, las sacrificadas.