Por Leslie Gordillo/NOTICARIBE PENINSULAR
CANCÚN. – Fue el 13 de marzo del 2020 cuando se confirmó el primer contagio de COVID-19 en Quintana Roo, dos semanas después del primer caso en México: una mujer italiana de 71 años de edad, con residencia en el país que había visitado Italia y el 12 de marzo solicitó asistencia médica en Benito Juárez (Cancún).
La primer paciente superó la enfermedad, sin embargo, a partir de allí comenzaron a incrementarse los contagios y el 26 de marzo se registró la primera muerte por el virus en el estado y la octava en el país: un hombre de 74 años que se encontraba internado en el Hospital General de Cancún, nosocomio que tuvo que transformarse e implementar el uso de carpas para atender la urgencia y en donde en su pico más alto durante el mes de julio, había hasta 100 pacientes hospitalizados por la enfermedad.
En México son ya más de 2 millones 163 mil casos, y 194 mil 400 defunciones; mientras que en Quintana Roo, el reporte al año delo primer caso cerró en un acumulado de 20,270 casos con 2,410 defunciones.
Desde el 18 de marzo iniciaron los cierres de cines, bares, discotecas, casinos, restaurantes, gimnasios y cualquier sitio en donde pudiera haber aglomeraciones, y comenzó también el cierre de fronteras, lo que provocó el éxodo inmediato de turistas, que a esa fecha sumaban 323 mil.
El 20 de marzo se anunció el adelanto de la Semana Santa, vacaciones por un mes para todos los niveles educativos, para reducir el nivel de contagios, sin embargo, un mes después tuvo que iniciar la educación en línea, ante los números rojos que se registraban ya a nivel mundial.
Para el 23 de marzo quedaron vacíos los anaqueles de productos de limpieza como el papel, cloro, toallas desinfectantes, gel antibacterial; además de alimentos básicos como el arroz, frijol y enlatados.
Y es que desafortunadamente, la pandemia por COVID-19, declarada así desde el 11 de marzo, no sólo generó problemas de salud, sino también el acaparamiento de productos, compras de pánico parecidas a las que se viven con la cercanía de un huracán; así como complicaciones económicas que hoy persisten.
Desde finales de marzo del 2020 comenzaron los despidos masivos en toda la industria turística, que desencadenó afectación en toda actividad económica en el estado, por la dependencia que existe con el turismo, sumando más de 110 mil empleos perdidos.
Con el entonces secretario de Seguridad Pública, el 2 de abril se concretó el cierre de calles y se implementaron los filtros sanitarios en varios puntos de la ciudad; el 14 de abril fortalecieron la medida con operativos policiacos para el cierre obligatorio de comercios y tiendas departamentales; sin embargo, la estrategia no fue suficiente y el 17 de abril Benito Juárez, ocupó el cuarto lugar nacional como el municipio con más casos nuevos, con 200 pacientes confirmados y 15 decesos.
La ocupación cayó en picada hasta provocar el cierre paulatino de los hoteles, alcanzando su pico más alto a mediados de mayo, con 173 centros de hospedaje cerrados, solamente entre Cancún, Puerto Morelos e Isla Mujeres, que significó 46,105 habitaciones cerradas; actualmente se mantienen operando 188 y sólo 17 siguen cerrados.
Mientras que en la industria restaurantera se han cerrado más de mil 200 restaurantes en el destino a causa de la pandemia.
El Caribe mexicano había sobrevivido ya al terrible huracán Wilma de 2005, y la AH1N1 de 2009, sin embargo, las consecuencias no se aproximan a lo que el COVID-19 ha generado, hoy la ocupación hotelera no llega ni al 50 por ciento en zonas de playa, mientras que en el centro de Cancún, por ejemplo, oscila en 30 puntos porcentuales, lo que para muchos centros de hospedaje no es suficiente para cubrir los gastos operativos.
Las micro y pequeñas empresas han sido las más afectadas, para quienes se han otorgado más de 165 millones de pesos en créditos, con un beneficio de alrededor de 500 empresas, de acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Económico en el estado.
Para la entrega de despensas se tuvo que convocar a voluntarios en todas las instancias gubernamentales y asociaciones, para cumplir con más de 1 millón 42 mil entregas, solamente en el área estatal y con los protocolos sanitarios que no pusieron en riesgo ni a voluntarios, ni a beneficiarios.
El 6 de junio arrancó el proceso de reactivación económica, todo el sector turístico y el gobierno se abocaron a promocionar de nueva cuenta el destino, sin embargo, cuando apenas comenzaban a notarse algunos resultados, tormentas tropicales y el huracán Delta, golpearon el destino, lo que generó un retraso en la reactivación y un problema de basura vegetal y doméstica en toda la zona norte, principalmente en Cancún.
Sin duda las estrategias que se han tomado en Quintana Roo, van enfocadas no sólo en atender el tema de salud, sino el de la reactivación turística que es prioritaria para mejorar la economía de todas las familias y aún hay mucho por recorrer.