Agencias
CHETUMAL.- Un grupo de científicos de la UNAM señala una serie de daños sociales y ambientales que causará el Tren Maya, pide la detención de las obras y lo califica como un proyecto inmobiliario y de urbanización con bandera de turismo responsable, que busca ser motor de la economía, pero ese modelo ya probado en la zona, ha llevado al empobrecimiento ambiental.
Durante el seminario Tren Maya: análisis de los impactos desde la academia, Ana Esther Ceceña, integrante del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, indicó que si bien en los últimos años los empleos aumentaron en Quintana Roo por el crecimiento del turismo, la pobreza y los indicadores de carencia social van al alza
Explicó que esto se debe a que las fuentes de trabajo son sumamente precarias, sin prestaciones sociales, lo que tiende a disminuir la calidad de vida de la gente
Alertó que el mismo fenómeno ocurre con los empleos temporales generados por el Tren Maya, que actualmente atrae a trabajadores que desaparecerán tan pronto concluyan las obras.
Igual se carece de un estudio de factibilidad económica y los presupuestos se van acrecentando sin poder mostrar resultados.
Ante esta situación piden que el gobierno detenga el proyecto, que se comience una evaluación seria y cuidadosa de los impactos que la obra ha ocasionado; Que se destine financiamiento para la restauración social y ecológica de la región.
También subrayan que no son pseudocientíficos, tampoco conservadores, ni adversarios, “somos académicos con trabajo de campo y de gabinete, que tenemos un profundo compromiso con el bien de México”.
Entre otros argumentos, por las que la obra no debía llevarse al cabo, mencionan que el Tren Maya se construye por encima de la libre determinación de los pueblos y sin una consulta a los expertos, señala que los modos de vida y costumbres se verán dañados, al igual que edificaciones, vestigios y sitios arqueológicos.
El suelo de la Península por su condición quebradiza y frágil, no es adecuada para soportar el peso de trenes rápidos y pesados. De hecho, el suelo kárstico, poroso y permeable, ha determinado la creación de un complejo sistema hidrológico subterráneo que alberga uno de los acuíferos más importantes de México.
Debajo del suelo peninsular se despliega el sistema de cuevas y ríos subterráneos más largo del mundo, donde florecen ecosistemas únicos y se conservan restos humanos con una antigüedad de 13,500 años en los casos ya estudiados. Hoy ya está siendo afectado por las obras.
Quintana Roo cuenta con los arrecifes bacterianos en sistemas de agua dulce más grandes del mundo y en sus costas está el segundo arrecife coralino más largo a nivel mundial. Muchas de estas cuevas albergan grandes poblaciones de murciélagos, que son controladores de plagas, dispersores de semillas y polinizadores insustituibles.
Sus ecosistemas albergan otras especies valiosas y amenazadas como el jaguar, el pecarí de labios blancos y un sinnúmero de especies de peces, aves e insectos.
La salud de manglares, humedales, arrecifes coralinos y bacterianos conocidos como estromatolitos, de las costas, dunas, pastos marinos y selvas depende del agua subterránea y de la red de ecosistemas que se desarrolla en ella.
Con información de Infoqroo