Hugo Martoccia
La fotografía que acompaña esta columna se tomó en un evento de la Cruz Roja, el 7 de junio pasado. Apenas unas horas antes, se había confirmado la contundente reelección de Mara Lezama en Cancún, y la alcaldesa fue la primera ganadora en recibir una felicitación personal del gobernador.
El mandatario estatal felicitó efusivamente a Mara. Con el paso de las semanas, quedaría claro el porqué. Al gobernador sólo le importaron dos elecciones el 6 de junio: la de la Solidaridad, donde el Estado operó activamente (con la fuerza policial incluida) para que ganara Lili Campos, y la de Cancún, donde había operado políticamente para desarticular toda oposición a Mara Lezama, por ejemplo, separando al PRI de la alianza PAN-PRD.
El resto de los municipios y los distritos electorales federales, como se sabe, nunca fueron un tema en la agenda electoral de Carlos Joaquín.
Podría decirse, entonces, que el 7 de junio quedó marcado el horizonte político del gobernador: tanto él, como el menguante neojoaquinismo, trabajarán de una u otra forma para el triunfo de Mara en 2022, y buscarán refugio en ese proyecto y en el de Solidaridad.
Pero eso, que para Mara fue un en algún momento un buen acuerdo político y electoral, puede convertirse en un dolor de cabeza muy pronto. .
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LA ZONA SUR Y EL RECHAZO A CJ
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Durante la última campaña electoral quedaron en claro varías cosas. Una, es que el lopezobradorismo es una fuerza electoral casi imbatible en este momento en el estado. Hay un dato que es real y asusta a sus opositores: si a esa fuerza no se lo opone una muy buena candidatura, mucho dinero, y una gran estructura y operación electoral, gana cualquier elección que le pongan en frente.
Pero en esos recorridos de campaña, sobre todo en el sur, en MORENA descubrieron otra cosa: la enorme aversión de la gente hacia Carlos Joaquín. De hecho, el dato los sorprendió, y fue lo que les hizo entender, unas tres semanas antes del 6 de junio, que iban a ganar la zona maya y el sur por paliza.
La paradoja es que ese rechazo al gobernador en el sur, que le hizo ganar las elecciones a MORENA, ahora será un problema para MORENA. Como ya se ha dicho en esta columna, a Mara se le atribuye ser la madrina electoral de Anahí González y de la alcaldesa electa de Othon P. Blanco, Yensunni Martínez.
Entonces, una vez ganada la elección, los problemas del sur se trasladan a su grupo político. Y, en ese contexto, quedar de alguna manera ligada al gobernador es un verdadero lastre, en todo sentido.
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LOS RIESGOS DE MARA
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No es gratuito que Marybel Villegas haya elegido el sur como su principal centro de operaciones. Va por el voto anti CJ, que es mucho, pero también enfila, de manera subrepticia, una campaña contra Yensunni por sus supuestos vínculos con el gobernador. Hoy, en Chetumal y sus alrededores, no hay nada peor, electoral y políticamente hablando, que ser cercano a Carlos Joaquín.
Será muy difícil hacer una campaña a la gubernatura en 2022 en el sur del estado (para quien sea) sin tener una clara postura en contra del sexenio que se acaba. Para los sureños, no criticar a Carlos Joaquín sería avalar la que quizá sea la peor gestión de gobierno para esa zona de Quintana Roo en toda su historia. Ningún gobernador descuidó tanto el sur como Carlos Joaquín.
Sin el voto del sur, se sabe, no hay candidatura ganadora en 2022. Marybel y José Luis Pech, por ejemplo, tienen muy clara esa película.
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EL APORTE POLÍTICO
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En el neojoaquinismo ven las cosas de otra manera. Saben que no le pueden dar votos a Mara, que ya los tiene, si finalmente es la candidata, pero consideran que le pueden dar su capacidad de “operación política” para hacerle más fácil el camino.
Lo que proponen es repetir la elección de Cancún. O sea, que si Mara es la candidata de MORENA, ese techo que parece tener la 4T en las elecciones locales, que es de alrededor de un 40%, no se convierta en un problema.
¿Cómo se hace eso? Poniendo una candidatura débil en el PAN, propiciando que se rompa la alianza con el PRD y el PRI y que cada uno lleve su propio candidato, y operando con otros partidos, como MC, para atomizar ese 60% de voto opositor. Con eso, el triunfo de MORENA sería cómodo.
Pero hay dos problemas con eso. Uno es el que ya se explicó la semana pasada aquí mismo, y tiene que ver con que las cúpulas nacionales del PAN y PRD están cada vez más convencidas de que deben sacar al gobernador de la sucesión, porque si no, los va a volver a hundir electoralmente. Le darían su espacio, pero no lo dejarán operar abiertamente para MORENA.
El otro problema tiene que ver con lo que el neojoaquinismo pediría a cambio de ese apoyo a Mara. Ya se comenta que el gobernador pondría algunos candidatos en distritos para diputados, incluso bajo las siglas de MORENA, lo que sería, otra vez, un lastre para Mara o quien haga ese acuerdo.
También, el mandatario estatal impulsaría la candidatura plurinominal por el PAN de la titular de Sefiplan, Yohanet Torres, para que se quede al frente de la estratégica Comisión de Hacienda en la próxima Legislatura.
Esa última jugada es lógica; nadie mejor que Yohanet (culpable, al fin) para esconder el desastre financiero que dejará esta administración, que heredará la deuda pública más alta de la historia del estado. Un verdadero caos, que también sería un problema para Mara, si hace un acuerdo con el gobernador.
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LA ESPERANZA DEL MARISMO
En uno de los grupos más cercanos a Mara (los ideológicos; no los pragmáticos) tienen la esperanza de que más temprano que tarde la relación entre la alcaldesa y el gobernador, al menos públicamente, se enfríe.
El conflicto de la basura de semanas atrás, con las calles de Cancún tomadas y el Estado mirando para otro lado, enojó mucho a la alcaldesa, que ya le preguntó directamente al gobernador de qué lado del conflicto va a estar.
Además, Mara no desconoce que los últimos ataques mediáticos en su contra provienen de una oficina del Gobierno estatal, antes encabezada por el asesor Juan de la Luz Enríquez, y ahora en manos mucho menos capaces y expertas, que busca acorralarla y debilitarla. Las manos y los intereses son muy evidentes.
Como se ve, para Mara, y para cualquiera en realidad, un acuerdo con Carlos Joaquín parece ser ya más una carga que una astuta jugada política pensando en 2022.
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EL SUR TAMBIÉN EXISTE | Carlos Joaquín será un lastre para Mara hacia 2022
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