Por Gilberto Avilez
Hace unos años, en un artículo que escribí una madrugada calurosa de septiembre de 2018, abordé por primera vez un fenómeno turístico, político y académico que sucede en estas tierras orientales de la península. Lo denominé como la Xcaretización de Mayaland, un concepto para entender la mayanidad en medio de la vorágine capitalista. Señalaba posteriormente que con el concepto de “Xcaretización” tendríamos que entender la cuádrupe forma en que puede ser analizada el pueblo maya y su cultura –mediante su relación con el Estado, el turismo, la academia y hasta la sociedad civil “indígena”- concebidos en un contexto de vaciamiento cultural, de cosificación, compra-venta y trueque de las “imágenes” y las retóricas seudo-históricas de esta cultura movible, justificando todo tipo de Xcaretización bajo la férula del poder político (El Estado regional y las nojoch cuentas de sus nojoch sukunes y sus mayacoles del Gran Consejo Maya) y de los engranajes del turismo exótico para degustación del buen salvaje turista, de la creación de unos mayas imaginarios al servicio del poder (poder político, turístico, académico), o de las posiciones genuflexas de mayas profesionales indigenizando sus acciones para sus fines personales.
En ese sentido, esta crítica que escribí hace unos años, pensé que quedaría en una más de las que se hacen desde la academia comprometida con la lucha de los pueblos indígenas de México. En mayo de 2023, por la prensa, nos enteramos que el Indautor interpuso un amparo federal para que las autoridades obliguen a grupo Xcaret a dejar de usar símbolos mayas en su página web, cosa que la empresa turística desacató. Y es que había una queja presentada ante el Indautor por apropiación cultural indebida por parte del grupo Xcaret en contra del pueblo maya de Quintana Roo, presentada por el Gran Consejo Maya de Quintana Roo, y que ni tardos ni perezosos, desistieron de ella por composición amigable que tuvieron con los abogados de Xcaret.
Y desde ese mismo año pasado, otro grupo de dignatarios mayas –entre los que se encuentran Alejandro Cauich May, general maya del Centro Ceremonial Maya de Tixcacal Guardia, Candelario Yeh Alcocer, de Chancá Veracruz, Santos Modesto Caamal Dzidz, del centro ceremonial de Chumpón y Sergio Chan Balam, uno de los activistas e intelectuales mayas de los jefes mayas antes citado-, retomaron esa queja contra Grupo Xcaret por apropiación cultural del pueblo maya que antes había interpuesto el Gran Consejo Maya dirigido por Gabino Cruz Yeh y Simón Caamal Coh, pero que estos últimos, como se señaló en todos los pueblos mayas cruzoob, desistieron de esa demanda ante el Indautor, porque supuestamente se habían vendido por una harta suma de dinero ante Grupo Xcaret.
En un documento de septiembre de 2023 donde se apersonaron ante el Indautor, el General de Tixcacal Guardia Alejandro Cauich May y demás acompañantes, señalaron que el desistimiento de Gabino Cruz Yeh y Simón Caamal Coh -representantes de un Gran Consejo Maya creado no por las comunidades y centros ceremoniales mayas, sino por el largo brazo indigenista del Estado quintanarroense- para seguir la demanda ante el Grupo Xcaret, “está poniendo en riesgo nuestra supervivencia cultural y que estas personas los usarán para corromper las voluntades de nuestros dignatarios a su antojo”. En el mismo documento que a este columnista le hizo llegar Sergio Chan Balam, uno de los secretarios actuales de los jefes mayas rebeldes a la Xcaretización, apuntaban lo siguiente:
“En días recientes –septiembre de 2023- a través de un anuncio de radio de una de las estaciones más escuchadas en el Estado de Quintana Roo, Dignatarios Mayas de los Centros Ceremoniales con extrema preocupación y tristeza , nos informaron que existe un procedimiento de apropiación cultural por parte de la empresa XCARET que ha derivado en supuestos acuerdos multimillonarios con Simón Caamal Coh, Gabino Cruz Yeh…para que continúe la ilegal apropiación cultural (de Grupo XCARET), sin que los Centros Ceremoniales hayan participado en el procedimiento y que estas personas que supuestamente aducen representarnos, han recibido cantidades multimillonarias a nombre del pueblo Maya, sin que nos hayan consultado, beneficiado o informado de esto, siendo una clara violación a nuestro derecho humano sobre nuestro patrimonio cultural y a la libre determinación y autonomía” (Documento de apersonamiento ante INDAUTOR por parte de Alejandro Cauich May, Candelario Yeh Alcocer, Santos Caamal Dzidz y Sergio Chan Balam, septiembre de 2023)”.
Grata sorpresa es saber, entonces, que desde hace un año los jefes mayas de los centros ceremoniales mayas de Chumpón, Chancá Veracruz (una facción maya abiertamente opuesta a Gabino Cruz Yeh, secretario actual del Gran Consejo Maya) y Tixcacal Guardia, retomaron esa denuncia que habían comenzado los ladinos del Gran Consejo Maya contra el grupo Xcaret por “apropiación cultural”. Y es paradigmático que estén solos en su quijotesca lucha contra el gigante del turismo en Quintana Roo, que no solo puede comprar voluntades lábiles como la de los integrantes del “Gran Consejo Maya” (órgano indigenista creado por el Estado quintanarroense que no representa genuinamente a las comunidades mayas porque su legitimidad no parte del pueblo maya sino del poder político y burocrático que lo aúpa), sino que tiene derecho de picaporte en el gobierno regional. Recordemos que desde hace unos años (2021), en Felipe Carrillo Puerto las autoridades “ladinas” de ese municipio han estado a las prisas para darle la bienvenida a Quintana Pali y su consorcio extractivista, y más cuando ahí viene la “puerta al mar” dónde pasarán un sinfín de piratas de cuello blanco y otros bucaneros del turismo salvaje.
Los jefes mayas (no los vendidos al gobierno, a Xcaret, al Inmaya) de Quintana Roo están en pie de guerra otra vez -y cuantas veces sean necesarias- para defender no solo su histórica autonomía, sino para exigir con muchas razones que una empresa vampírica como es Xcaret, sea solidaria y contribuya con proyectos directos a las comunidades mayas para su desarrollo.
El nieto de Sixto Balam
Sergio Chan Balam, un profesionista maya nativo de la comunidad de Señor, es nieto del desaparecido general maya de la Cruz Parlante, Sixto Balam Chuc. Con don Sixto Balam, su nieto aprendió el largo y cansado trabajo de revisar documentos oficiales, de consultar la ley, de aprender la historia y organizar y llamar a la tropa en reserva de la Cruz Parlante. Una vez, el nieto de don Sixto se topó en las calles de Carrillo Puerto con unos dignatarios mayas, entre los que se encontraban don José Isabel Sulub. Sulub le dijo: “Chan la’ak, cuando termines tus estudios, nos vas ayudar”. Hoy el maestro Chan Balam se ha convertido en “interlocutor” entre los jefes mayas de Tixcacal con el gobierno. Chan Balam ha sido uno de los artífices para que el proceso incoado contra Grupo Xcaret se prosiga, ya que fue tan evidente cómo el Gran y espurio Consejo Maya joaquinista manejó en lo “oscurito” aquella demanda, sacó buena raja económica, y hasta Gabino Cruz Yeh y Simón Caamal iban por todos los pueblos cruzoob regalando ollas, bateas y otros chécheres para comprar voluntades y para que nadie proteste para que no se siga molestando al gran hacendado Xcaret.
El Gran Consejo de los Mayas hidalgos
Recordemos que el Gran Consejo Maya actual, es una prueba evidente de la conculcación de derechos indígenas que existe en Quintana Roo, pues siendo una creación del estado, ha servido como el brazo militar para acallar la rebeldía indígena y querer imponer una voluntad autoritaria a diestra y siniestra. Desde hace unos años los jefes mayas de Tixcacal, de Chumpón y Chancá Veracruz han pedido al gobierno la desaparición de ese Gran Consejo Maya, y actualmente están haciendo valer su autonomía y libre determinación, yendo en contra de los abusos de autoridad y prepotencia de Gabino Cruz Yeh y Simón Caamal, que hace unos años le hicieron un golpe de estado al General José Isabel Sulub para destituirlo del cargo de presidente del Gran Consejo Maya con ayuda del INMAYA de Delta Moo, en tiempos del oscurantismo joaquinista. Valiéndose de su cercanía con el poder regional, Gabino Cruz Yeh ha destituido como dignatario maya –además de quitarle los pocos recursos que bimestralmente apoya el estado quintanarroense a los dignatarios- a más de uno que ha osado cuestionarle su mal proceder. Aun así, el estado regional lo sigue apapachando sin conocer de cerca ese ya largo pleito interno que ha provocado la intromisión estatal en las comunidades y centros ceremoniales, mediante el INMAYA y su órgano represor, el Gran Consejo Maya. Frente a esto, las comunidades indígenas, mediante sus centros ceremoniales, están dando la batalla final por su autonomía. Incluso en Chancá Veracruz, de donde es general Gabino Cruz Yeh, el pueblo lo cambió como general porque no hacía nada salvo cuando obtendría un beneficio personal, y en su lugar se puso a Candelario Yeh Alcocer, un líder maya preocupado por su pueblo y pueblos comarcanos, que es firmante y uno de los continuadores contra la demanda a Xcaret. Pero Gabino, con la fuerza del estado, lo destituyó –tal y como lo hizo con el general Sulub- y hasta lo expulsó de su comunidad, y siguió imponiendo su grado de generalote maya al servicio del poder ladino.
Contra la violación a sus derechos humanos y en defensa del patrimonio cultural de sus ancestros y su herencia, así como en defensa de su dignidad como pueblos y haciendo valer su autonomía, los jefes mayas de Tixcacal, de Chumpón, de Chanca Veracruz, de Señor, están ahora dando la batalla final contra el monstruo de Xcaret. Solo quieren que esta empresa devuelva un poco de lo que tanto se ha beneficiado con la cultura de los mayas, y que sea una empresa solidaria con los mayas de ahora, y no se pierda completo con sus mayas imaginarios.