Carlos Chablé Mendoza
El legítimo derecho a mandar en nuestro territorio y de beneficiarnos como pueblo maya peninsular por el uso de nuestro patrimonio biocultural es recordado acertadamente por el maestro Macedonio Martín Hu en su reciente artículo “La admirable cultura de los mayas” publicado en el Diario de Yucatán.
Señala verdades que incomodan seguramente a los usufructuarios de nuestra cultura, a los que obtienen beneficios sin ser los propietarios, sin ser mayas.
Pone acento en una grave realidad al decir: a las autoridades educativas y culturales debería preocuparles que la niñez y juventud maya “poco o nada saben de las obras de sus antepasados” cuando en instituciones del extranjero se enseña la matemática maya, mientras que en el territorio donde floreció nuestra cultura casi nada se sabe de la ciencia y los sabios mayas.
Indica que miles de visitantes extranjeros dejan una gran cantidad de dinero que maneja el Instituto Nacional de Antropología en Historia (INAH); que se han enriquecido muchos empresarios del ramo turístico, restauranteros, hoteleros, transportistas y políticos usufructuando Chichén Itzá y Uxmal sin beneficiar a los verdaderos herederos, a las comunidades mayas de hoy.
Lo anterior es recordado por Macedonio al destacar el caso de Mayapán, ubicado en los terrenos ejidales de Telchaquillo, Yucatán, en donde los campesinos mayas de esa población exigen que el INAH pague lo equivalente a 40 años que llevan explotando las tierras mediante el cobro de cuotas a visitantes a dicha zona arqueológica.
Exigen que los recursos que genera Mayapán beneficien al pueblo, ya que pretenden seguir ignorando que los mayas actuales son los verdaderos dueños del territorio y de los vestigios de edificaciones hechas por sus antepasados. La actitud de los representantes de la institución ha provocado que la zona arqueológica esté cerrada desde hace varios meses.
El interesante artículo de Martín Hu nos hizo recordar que en de agosto de 1992, durante la fiesta tradicional de Tixcacal Guardia, Quintana Roo, los jefes de centros ceremoniales mayas de Quintana Roo pidieron al gobierno que la zona arqueológica de Tulum sea administrada por ellos y que el parque histórico de la Cruz Parlante en Felipe Carrillo Puerto les sea entregado; la instalación de una radiodifusora al servicio de los mayas, así como la creación del Instituto Maya. Solamente lo primero no se logró, la zona arqueológica de Tulum sigue beneficiando principalmente a empresarios y no a los mayas. Pero la lucha y la resistencia continuan, actualmente ejidatarios mayas defienden su territorio en Carrillo Puerto y en Tihosuco los jóvenes universitarios mayas luchan para que el gobierno cumpla y respete su derecho a la educación.
En todos los casos, el gobierno federal debe respetar los derechos de los pueblos indígenas y solucionar en definitiva a favor del pueblo maya, ya que primero en tiempo, primero en derecho.