Fue realmente conmovedor el aluvión de mensajes borgistas difundidos este fin de semana a propósito del cumple 45 de su exjefe.
Pero no solo se trató de felicitaciones llenas de ternurita porque Roberto Borge pasó otro cumpleaños encerrado. Con eso, ya lleva tres presidentes mientras sigue bajo juicio por corrupción.
Lo más enternecedor fue que los mensajes coincidieron en pedir clemencia para “Beto” y tratar de victimizarlo. Algo así como la “mariovillanuevización” de Borge.
Pero, sobre todo, destaca el apoyo masivo al exgobernador (en redes), algo que jamás ocurrió en el sexenio del expanista y hoy casi morenista, Carlos Joaquín González. Los fieles a “Beto” optaron entonces por esconderse o protagonizar el efecto cucaracha: se fueron a otros estados o incluso, del país.
Se podría decir que los borgistas ya se envalentonaron y casi se están reagrupando.
Y claro, hay incentivos para que el borgismo reviva.
Cada vez más borgistas regresan a la política ganadora, la de la 4T, consolidan sus carreras o relanzan sus aspiraciones. Los casos más notables son la dupla de Juanito Carrillo y el insufrible Paul Carrillo.
Esta reivindicación del sátrapa exgobernador está enmarcada por situaciones similares en otros estados, como los ejemplos del exsenador panista de Campeche Jorge Luis Lavalle Maury o del exgobernador priista de Oaxaca, Alejandro Murat.
El borgismo, ahora envuelto en papel verde y guinda, está regresando.
En una de esas, hasta podríamos ver una comisión especial del Congreso del Estado pidiendo la liberación de “Beto” Borge.