Aquí sí que aplica aquella de que “no tiene la culpa…”
La candidatura de Laura Beristaín fue una de la primeras “palomeadas” por Andrés Manuel López Obrador.
Aunque el mérito fue, en realidad de Luz María Beristain, la jefa del “clan”, como resultado, entre otras cosas, por su vieja relación con el propio López Obrador desde tiempos del PRD.
Morena la tenía ganada en Playa del Carmen, en donde López Obrador más de una ocasión demostró que estaba como en casa,
Muchos anticiparon que fue de error de enormes proporciones de López Obrador decidir en favor de Laura pues resultaría catastrófica la combinación de imponer a alguien sin oficio ni experiencia en una ciudad tan compleja.
Los resultados, como dicen los políticos, están a la vista y ayer, en la “mañanera” al ser cuestionado por actos de corrupción de Laura Beristain en las remodelación de la Quinta Avenida, a Lopez Obrador no le quedó más remedio que “lavarse las manos”.
No tiene cómo defender, lo indefendible