Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
En medio del fragor de noticias reportando hechos nacionales e internacionales de gran relevancia, la Comisión de Derechos Humanos del estado de Quintana Roo presentó ante la XVIII Legislatura del estado su informe 2024. El formato, contenido y tratamiento del informe no tuvo alguna diferencia significativa con respecto a los años pasados, independientemente del partido en el poder.
Los estudiosos de los derechos humanos han insistido en hacer visible que detrás de la actuación, representada en un informe, existe una forma de pensar que no necesariamente se alinea con el espíritu y valores detrás de los Derechos Humanos. Parece que se burocratizan. Aún más, a nivel internacional existen foros y publicaciones que dan cuenta de la evolución en el pensamiento y abordaje de los Derechos Humanos, que o tardan mucho en reflejarse a nivel local o simplemente no hay el interés o la capacidad financiera o intelectual para hacerlo. Basta consultar publicaciones como el de la ONU en 2012 con el título Indicadores de Derechos Humanos. Guía para la medición y aplicación (disponible en https://www.ohchr.org/sites/default/files/Documents/Publications/Human_rights_indicators_sp.pdf); o bien leer el informe 2024 “México habla sobre derechos humanos”, del colectivo EPU (https://centroprodh.org.mx/wp-content/uploads/2023/11/InformeGeneral.pdf) para notar rezagos.
Cualquier ciudadano/a que haya tenido que acudir a la CDHEQROO ha tenido un viacrucis que se puede reflejar en los puntos siguientes:
1. Lentitud. El informe no establece con el tiempo que ocupa para atender algún caso, mucho menos si la atención cubrió todos los requisitos necesarios. Hay casos que duran muchos años, tiempo para que la víctima se desista o para que el victimario evada su responsabilidad.
2. Lenguaje. Cuando la CDHEQROO emite un comunicado, usa un lenguaje que parece estar diseñado para que no lo entienda la víctima. Incluso hay abogados especialistas en derechos humanos no solo por el tema sino por el lenguaje que usan. La víctima puede abandonar su caso o aceptar cualquier migaja de solución. Hace falta un análisis crítico.
3. El informe acepta tácitamente que el número de violaciones a derechos humanos ha aumentado o que al menos se mantiene un alto número de violaciones, usando el criterio de número de casos. En 2024 se reporta que se presentaron 33,016 quejas, pero se presenta como que la ciudadanía está manifestando su confianza en la CDHEQROO. Al mismo tiempo señala un incremento en el número de expedientes concluidos. Esta es una métrica convencional diseñada para evitar entrar el fondo de los casos. En el informe no dice cuántas quejas no se presentan, asumen incorrectamente que el número de expedientes es el universo de violaciones. Tampoco hace un análisis cualitativo de la satisfacción de las víctimas cuando señalan expedientes concluidos.
4. Asume que los mecanismos establecidos funcionan, no hace una valoración crítica de ellos a la luz de opiniones de expertos ajenos a la Comisión, ni presenta adecuadamente escenarios de mejora.
Hay mucho más que decir sobre el desempeño de la CDHEQROO, la percepción ciudadana no es favorable. No solamente la forma interna de trabajo necesita mejorar y transparentarse, también requiere cambios estructurales. Una verdadera reforma a la ley actual, con la mirada puesta en la alineación con instrumentos nacionales e internacionales, como la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de 2007 (https://www.un.org/esa/socdev/unpfii/documents/DRIPS_es.pdf), así como un castigo real a las personas que violentan los derechos humanos, son indispensables y debe hacerse en el corto plazo.
En resumen, no hay nada significativo para celebrar.
Es cuanto.