La apuesta parece ser más que clara frente ante la incontenible propagación del COVID-19.
Hasta ahora, se da un paso adelante y dos atrás en la contención de los contagios en Quintana Roo.
De hecho, el semáforo esta congelado en el “Naranja”.
Y así como en los semáforos de los cruceros, el Naranja es ambiguo: hay quienes lo ven como una advertencia para detenerse, pero la mayoría no le hace caso.
Siempre deficiente en su manera de comunicar, la “22 de Enero” ya “le encontró la vuelta” a sus mensajes sobre la pandemia, en la que cada martes o jueves se trata de generar un exceptiva, pero acaban diciendo lo mismo.
Y no se informa.
Se siguen sin saber cómo avanzó la variante Delta y menos se sabe el rango de edades de los nuevos contagios y/o decesos.
La estrategia es hacer “como que” se informa y esperar…